Con la respiración abdominal ayudamos al buen funcionamiento de nuestro corazón, regulamos
nuestros intestinos y bajamos nuestra presión arterial alta.
Los ejercicios de respiración abdominal, podemos practicarlos acostados, de pie o también sentados.
Durante el ejercicio pondremos nuestra atención en la zona del ombligo. Hundiremos el vientre
mientras expulsamos el aire por la nariz; aspiraremos lentamente también por la nariz
mientras hacemos que descienda el diafragma, de esta forma la pared abdominal se eleva hacia
afuera mientras la parte baja de los pulmones se llena de aire. Al expirar, la pared del abdomen se
hunde hacia adentro y así se fuerza la expulsión del aire por la nariz.
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