La respiración completa, pone en funcionamiento la totalidad del sistema respiratorio y
consecuentemente hace que todas las células del cuerpo y los músculos se oxigenen
adecuadamente, permitiendo al propio tiempo que los pulmones se ejerciten para rendir a un elevado porcentaje de su capacidad.
Es conveniente que las personas que no hagan habitualmente ejercicio físico, ejerciten la
respiración completa con moderación, al principio, pues al hacer trabajar el abdomen que no está
habituado al movimiento de la respiración completa pueden al principio generar algún
trastorno digestivo (pasajero).
También se recomienda que al tratar de aprender tanto los ejercicios respiratorios como de yoga, se acuda, si es posible, a algún centro para que un instructor los guíe y ya después en casa con fuerza de voluntad seguir con los ejercicios por su cuenta.
Se debe buscar un momento del día en que no tengamos prisa y además no nos encontremos
con el estómago lleno o en plena digestión.
Durante unos días se puede ejercitar durante uno o dos minutos, después se puede aumentar el
tiempo progresivamente.
Para ejercitar la respiración completa, nos pondremos de pie, con los brazos extendidos a lo
largo del cuerpo, tratando de relajarnos todo lo que podamos.
Expulsamos todo el aire albergado en los pulmones a través de las fosas nasales hasta
dejarlos vacíos.
Inspiramos por la nariz a un ritmo relajado todo el aire que admitan nuestros pulmones.
Volvemos a expulsar todo el aire por la nariz siguiendo el mismo ritmo de la inspiración.
El ejercicio de inspiración de la respiración completa, en el que hemos absorbido aire por la
nariz para llenar nuestros pulmones, aunque casi no nos percatemos de ello, lo hemos realizado en tres fases.
Para comprobarlo, sería conveniente que en la posición de de pie o bien tumbados en el suelo,
pusiésemos las manos sobre el abdomen (a la altura del vientre), especialmente aquellas personas que intentan aprender este ejercicio de respiración completa por primera vez,
ya que aquellos que hacen ejercicio físico a menudo no tienen ninguna dificultad para
practicarla.
Al hacer la inspiración lenta y profunda, veríamos que en primer lugar al bajar el diafragma, el
vientre se va hinchando lenta y automáticamente como un globo (nuestras manos subirían al propio tiempo que se hincha el abdomen). Esta fase es la que se considera como respiración abdominal.
En la segunda fase de la inspiración deberemos separar las costillas inferiores y la parte central
del tórax, con el fin de que el aire penetre en la parte media de los pulmones. Esta fase es la que
se considera como respiración media o intercostal.
Acto seguido y en tercer lugar deberemos tener en cuenta durante esta misma inspiración de que el pecho se hinche también todo lo posible con el fin de absorber la mayor cantidad de aire posible.
Después de realizar esta última fase de la respiración completa, deberemos contraer el
abdomen y de esta forma se hace que sirva éste de apoyo a los pulmones para que la parte
superior se llenen de aire. Esta tercera fase es la que se considera como respiración superior o
clavicular.
Seguidamente expulsaremos el aire de los pulmones por la nariz de forma lenta en el mismo
orden que seguimos al inspirar, es decir, primero contraeríamos la cara exterior del vientre; en
segundo lugar presionaríamos las costillas unas contra las otras y en último término relajaríamos
bajando las clavículas y los hombros.
Vemos pues que en la respiración completa se utilizan a la vez las tres formas conocidas de
respiración: abdominal, media y superior, pero que se suceden una tras otra, como un
movimiento de tres tiempos en una misma inspiración y sin ninguna interrupción.
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